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15 enero

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Receta El Vesubio: Gambas al ajillo en 20 minutos


Ya sabéis de nuestra pasión en El Vesubio por las recetas fáciles y rápidas en casa. Y más después de los atracones de Nochevieja y Año Nuevo, que fue de mucho cocinar. Las gambas al ajillo es una de nuestras recetas más icónicas a nivel gastronómico, una tapa muy propia de Madrid, Valencia y Sevilla.

 

Para disfrutar de este plato, no hace falta más de 25 minutos de preparación y cocinar. Así que prepara la música, saca el vino y alista los ingredientes, que nos vamos a hacer unas gambas al ajillo deliciosas.

 

¿Iniciamos?

 

Pero espera, que se nos iba escapando nuestro tip: utiliza el bicarbonato de sodio para que las gambas queden más jugosas y tiernas. Además, no altera el sabor de las gambas ni los hace más saldos, como podría hacerlo la sal.

 

Ingredientes:

 
➔500 g de gambas frescas peladas

➔4 dientes de ajo, laminados

➔1 guindilla o pimiento rojo picante (opcional, si te gusta el toque picante)

➔1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio El Vesubio

➔100 ml de aceite de oliva virgen extra

➔Sal al gusto

➔Perejil fresco picado (para decorar)

 

 

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Preparación de las gambas al ajillo:


Pela las gambas si no lo están y espolvorea sobre ellas 1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio de El Vesubio. Mézclalas bien y déjalas reposar durante 10-15 minutos para mejorar su textura. Mientras esto sucede, alista los dientes de ajo pelándolos. Pasado este tiempo, enjuaga las gambas ligeramente bajo agua fría y sécalas con papel de cocina.


Corta la guindilla si decides usarla. Calienta 100 ml de aceite de oliva virgen extra en una sartén o cazuela a fuego medio. Añade los ajos laminados y la guindilla, y sofríe durante 2-3 minutos hasta que los ajos estén dorados, recuerda medir el tiempo para no dejarlos quemar.


Incorpora las gambas limpias al aceite caliente. Cocina durante 2-3 minutos más, removiendo ocasionalmente, hasta que las gambas cambien de color a un rosado brillante. Ajusta el punto de sal al gusto y espolvorea perejil fresco picado por encima.


Sirve las gambas al ajillo bien calientes, preferiblemente en una cazuela de barro para mantener el calor.

¿Y de acompañante? Nosotros optamos por pan crujiente para aprovechar el delicioso aceite con ajo y guindilla.

 

Un extra tip:

 

Si eres de los que aprovecha todo en la cocina: no tires las cáscaras y cabezas de gambas, pues un caldo de mariscos puede venir bien en una futura receta para potenciar los sabores.

 

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